viernes, diciembre 3

Una que otra noche

A veces... las noches se inundan de nostalgia.
Eran estas noches, las que dedicaba unicamente a escuchar.
Escuchar el silencio, que no existe, que siempre se pierde; en la distancia, en el espacio; ahí existe, ahí nace y ahí muere una y otra y otra vez.
En noches como esta, en las que todo es nada más que obscuridad y quisiera mirar, sin poder captar tan sólo sombras fugaces, fantasmas etéreos; sin luz ni color.
En noches en las que jugueteando entre pensamientos e ilusiones llegas al fin-principio de una vieja grabación, preguntándote hasta dónde llegará, o cuándo llegará. Finalmente obteniendo solo más preguntas en las que pensar.
Guardando cada pedazo dibujado en su lugar; donde vive y se recrea ficcionalmente.
Volando de aquí para allá, evocando verdades falsas; con gracia y talento... una sonrisa, sin embargo buscando un refugio.
Delicia de azúcar amarga, fría, lejana, volátil y fugaz pero viviendo más allá de la eternidad.
Noche, ésta, en la que tal vez sea el perfume el que alimenta esa nostalgia.

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