martes, febrero 8

Amigos imaginarios

-Me gusta el cereal que tiene esos pequeños malvaviscos de colores, con leche muy fría.
-A mi también me encanta el cereal así.
-¿En serio? Que bien, la mayoría de las personas piensan que eso es un poco infantil.
-Si, lo se, lo he notado, parece que no entienden que las mejores cosas de la vida se encuentran en lo más sencillo.
-También hay poca gente que piensa de esa manera, me parece bastante bien el hecho de que haya personas con ese tipo de pensamiento. Es un placer haberte conocido, por cierto ¿Cuál es tu nombre?
-¿Mi nombre?
-Sí, tu nombre.
-No lo sé.
-¿No lo sabes?
-No
-¿Cómo es eso posible?
-He tenido tantos nombres que ya no recuerdo ninguno.
-¿Entonces cómo puedo llamarte?
-Como te parezca más conveniente. De cualquier forma, sólo estare aquí un momento, sólo hasta que me olvides.
-¿Hasta que te olvide? No comprendo.
-No te preocupes, ya lo entenderás.
-Hmmm... está bien. ¿De qué quieres hablar ahora?
-Se me ocurren varias cosas, pero será mejor que tu lo decidas.
-Ultimamente me he preguntado que es lo que sucede cuando morimos.
-¡Oh! me parece excelente, de eso te puedo hablar yo muy bien.
-¿Ah, sí? ¿Por qué lo dices?
-Simple, yo muero; déjame pensar... hmm.... casi todos los días.
-¡Pero eso es imposible! Nadie puede morir y revivir casi todos los días, a menos que seas una especie de dios.
-Nada de eso, es que... no es tan complicado como parece, solamente hace falta que se olviden de mi y así de sencillo es como yo muero, hasta que alguien más vuelve a recordarme.
-¿Entonces eres sólo una idea?
-Todos somos unicamente una idea, un pensamiento etéreo y fugaz y así rapidamente como aparecemos, desaparecemos y así es como simplemente morimos.
-Vaya, eso nunca lo había pensado.
-En unos momentos de darás cuenta, de que todo esto sólo pasa dentro de tu mente, yo estoy ahí, y en el momento en el que lo notes yo dejaré de existir.