domingo, enero 29

Delirios entre grafismos

Palabras, irrisorias, mundanas, falsas, agradables, veraces, divergentes... palabras.
¿Cuál es la razón de que al mundo le interesen tanto?
Yo, por mi parte prefiero el arte. Hay tanto que decir sin necesidad explícita de mencionarlo.
Hoy pintar, mañana dibujar, algunos días después esculpir, y ¿Por qué no? Trabarme durante horas con alguna sosa melodía de mi autoría, tocada habilmente (o ¿no?) al piano.
Yo sabía que había tanto que decir pero jamás podía uno sincerarse a través de simples palabras.
Es aquí donde entra la ironía de todo el asunto. 
Tal vez tengas recuerdo de aquel chico huidizo, solitario y extremadamente inteligente; al que todos solían molestar durante la escuela. Estatura: baja, en realidad; cabello: siempre desordenado, anteojos: amplios, ocultando sagaces ojos minúsculos; pantalones simpre cortos y camisa a cuadros.
Todos se preguntaban: -Ese chico ¿Por qué no hablará? Muchos pensaban que no podía hacerlo y la mayoría parecían ni siquiera estar concientes de que pudiera yo tener un "nombre". 
A mí me fascinaba el hecho de saberme conocedor de muchas más cosas de las que ellos pudieran algún día tener si quiera idea, me pasaba el aburrido día en las mazmorras escolares; fantaseando en cada una de las cosas que podría decirles a mis condiscipulos con la única finalidad de humillarlos en su ignorancia, y... quien sabe tal vez ayudar a alguno de ellos con mi elocuencia.
Siempre supe que mi futuro se encontraría en "las palabras", así que al finalizar la escuela ingresé a la Universidad a estudiar Letras e Historia. A pesar de mi falta de gusto y respeto hacia las palabras, y mi falta de comunicación "vocal" siempre era el mejor de las clases; casi nunca reflejado en mis calificaciones, pero sabedor de que era yo quién poseía la mayor capacidad de aprendizaje y también la mayor cantidad de conocimiento.
Fue entonces cuando empecé a desarrollar mi "teoría". A pesar de mi odio hacia esos grafismos sabía muy dentro de mí que las palabras era lo único que tenía y que podía llamar "mío"... sin querer las convertí en algo demasiado personal y siendo así no iban a poder ser compartidas con facilidad; quien quisiera oirme debía ser capaz de "ganarse" ese derecho a escuchar mis palabras.
Sabía que lo único que podría satisfacer ese próposito de vivir de mis palabras, pero sin dejar cabos sueltos y revelar mi "yo" sería escribir. Así podría ser capaz de ordenar adecuadamente mis ideas para decir unicamente lo estrictamente necesario sin vulnerabilizarme. Crítica política y social -jaja- periódicos y revistas solamente  ¿Quién iba a saber así quien era yo? Logré incluso satisfacer ese casi olvidado deseo de "decir para humillar en la ignorancia" -jaja- Hay pocas cosas en el mundo que me llenen de tanta de satisfacción.
De cuando en cuando, necesitaba liberar mi ser, entonces me abstraía del mundo y me dedicaba a mis "amigos imaginarios", "demonios internos"... mi forma de entenderme a mí mismo a través de mis creaciones pictorico-musicales. Nadie, nadie absolutamente nadie sabía de este placer que procuraba a mi alma.
Cierto día, caminando por el parque al atardecer (el momento ideal para dejar fluir las palabras y condensarlas para mi "proxima publicación") vi a una muchacha que me pareció bastante simpática, pero yo no podía hablarle, ella no había ganado el derecho a escucharme; así que tomé uno de mis cuadritos de papel que cortaba meticulosamente todas las noches (10x10 cm) y garabateé un par de grafías cuidadosamente elegidas para atraer su atención y no revelarme a mí, ni mis intenciones.
La vi al día siguiente, y al otro y al otro, y así continuó durante un par de meses; o quizás más. En estos días mis "delirios creativos" aumentaron de manera considerable, tanto que no hubo ya ni un mínímo espacio en el sótano dedicado a almacenar mis creaciones así que tuve que acondicionar una habitación de arriba para convertirla en mi nuevo "yo-santuario"
Finalmente despues de varios 10x10 cm ella ganó su derecho a escucharme y todas las cosas que había yo delirado pudieron condensarse en dos palabras "Te Amo". Acto seguido fuimos a casa y seguimos amándonos toda la noche, ella durmió en mis brazos y después de algunos minutos yo debía crear, crear, crear, crear... 
Esa fue la primera vez que perdí cuenta del tiempo, y alrededor del mediodía (tentativamente) sin saber cuando iba a poder parar mi torbellino de delirios, sentí unos brazos rodearme. Perdí mi "yo", mi alma se había ido de repente. 
-¿Qué haces aquí- le dije, con una voz que yo no conocí hasta ese día. 
-He estado buscándote toda la mañana, no sabía dónde estabas, al fin te encontré.
-¿Me encontraste dices? ¡No tienes ni idea, no tienes porque estar aquí!- estaba enfurecido, rabioso.
-Pero ¿Qué es todo esto? ¿Tú lo hiciste? Es fabuloso, ¿Por qué lo tienes oculto?
-¡No entiendes! ¡No puedes entender! ¡No debes estar aquí! ¡No puedes mirar esto, a penas ganaste derecho a mis palabras! ¡No puedes estar aquí!
-¿Derecho? ¿De qué hablas?
-¡Aaaaah! ¡Nunca podrías entenderlo! ¡Cada una de mis palabras es un pedazo de mi, no las puedo regalar así por que si nada más! ¿Y esto? Pues simplemente es todo lo que soy, todo lo que siento. ¡Es mío! ¡Solamente mío! ¡Nadie puede quitármelo! ¡Ni tú, ni nadie lo harán!
No contuve un segundo más la rabia, salté hacia ella, perdí control de mis músculos, mis manos rodearon salvajemente su cuello hasta que finalmente dejó de moverse en mis brazos. 
Afortunadamente recordé que en alguna época había leído acerca del proceso de momificación egipcio, así que puse manos a la obra y la cubrí de bronce.
Ars Opus Maxima.

miércoles, enero 18

Una triste historia con un posible final feliz

Hola, mi nombre es Fiorilla.
¿Nombre adecuado? Lejos de serlo. ¿Inadecuado? Tal vez, tal vez no. Me gusta.
Nunca entendí porque mis padres decidieron traernos aquí... les vendieron aquella estúpida
idea del sueño americano y la verdad es que todo el tiempo hemos estado muriéndonos
de hambre, lo cuál también hubiera sucedido en nuestro pueblo natal con la única diferencia
de que allá estaríamos en casa. Parece increíble que aún después de 17 años todavía nos sintamos
"extranjeros".
A menudo en las noches de camino al trabajo, trato de olvidar las sucias calles del barrio y recordar
un poco ese pueblito de las montañas de donde vengo y a donde tengo que volver.
Lo que más recuerdo son los amaneceres. Nos levantaba el abuelo muy temprano porque había
que comenzar el trabajo en el campo; orquídeas era lo que sembrábamos nosotros.
Recuerdo que era alrededor de las 5:00 am cuando comenzaba el día; revisar cada
flor, regarla y poder mirar el amanecer mientras tanto, ver el sol despuntar en el cielo de un azul
casi transparente... demasiado bello.
Extraño Brindisi y nuestras "orchards"- como las llaman aquí.- Teníamos a mamá, al abuelo y a
mis dos hermanos. Éramos felices simplemente de mirar la sutil belleza que emanaba de 
esos jardines desde donde nos sonreían esas flores.
No necesitabamos nada más para sentirnos plenos... después de cuidar a las niñas-como el
abuelo las llamaba- bajábamos a la ciudad; mis hermanos y yo, con un puñado de orquídeas cada uno
para ofrecerlas a los turistas que casi en cualquier época del año llegaban a la costa.
Mi hermano Fabrizzio era siempre el que más flores lograba vender, es el típico chico italiano 
podría parecerse a esos sujetos que salen en las películas o en la televisión, ojos ligeramente
hundidos, grandes y expresivos, labios delgados que delinean una sonrisa encantadora; además del 
carisma y vivacidad propios de un muchacho diesiseisañero.
Creo que yo nunca llamé la atención en realidad, yo prefería vender las flores a los jóvenes que 
fueran acompañados de alguna linda señorita. Las muchachas la ver los colores suaves, la juventud
y la belleza que se asomaba de las niñas, se miraban reflejadas en ellas y un brillo especial asomaba
su mirada; teniendo la flor entre sus manos, la sostenían con tanta ternura y delicadeza como ellas
mismas se sentían... todo eso lo imaginaba yo, al estar vendiendo flores en las calles. Era bello.
Y ahora me encuentro aquí caminando por estas, sucias, frías y hostiles calles de Nueva York. 
Ya no sé ni cómo terminé en este negocio. Recuerdo que al llegar aquí con las esperanzas e ilusiones y sólo 14 años; al ir por primera vez a la "Junior High School", me sentía llena de tristeza por abandonar Brindisi,
pero también sabía que sin el abuelo, quedarnos allá parecía un poco ocioso ya que nadie más conocía los
secretos de las "orchards". Teníamos que empezar de nuevo.
Me iba bien en la escuela, con las matemáticas y las ciencias; a pesar de que aún seguíamos demasiado
pobres, el futuro se miraba brillante. Unos meses antes mi madre se había casado con un hombre del
despacho en donde trabajaba como intendente, así que ya todos gozábamos de los privilegios de todo
"american citizen" Mis dos hermanos habían logrado obtener becas para asistir a Princeton y al MIT y yo
esperaba correr con la misma suerte. Pero ahora que lo pienso ahí fue donde todo empeoro.
Era claro que mi madre no lo sabía pero Dave tenía una "empresa secreta"
Yo tenía cierta pasión por el Universo, así que mi meta era estudiar astronomía o astro-física, aunque también había algo que me gustaba un poco más, y eso era actuar. Estaba conciente de que eso iba
a ser mucho más complicado, pero sabía que sin eso tal vez nunca sería feliz.
Una tarde charlando con Dave acerca de mi futuro, le planteé la posibilidad de estudiar actuación,
y muy contrario a lo que pensé, se puso loco de contento y hasta dijo que podría ayudarme "big time".
Nunca olvidaré esa noche. Maldito el día en que se me ocurrió confiar en Dave.
En realidad yo era bastante timida con los chicos, así que hasta entonces nunca había tenido ningún tipo de relación con alguno de ellos.
Tarde en la noche mientras ya mamá dormía y yo terminaba mis deberes entró Dave a mi habitación. Me dijo que en verdad estaba muy orgulloso de que reconociera ser quien era, y que lo que quería ser era una pasión muy bonita, un "gran arte" y que si yo estaba dispuesta en verdad podría el ayudarme al mismo día siguiente.
Entonces empezó la gracia del asunto, se acercó por detrás, empezó a besarme el cuello y muy pronto empezó a tocar mi cuerpo. Yo estaba muy espantada, no sabía que hacer. Todo pasó por mi mente en ese
momento, mi madre, mis hermanos. Si yo hacía o decía algo tendríamos que regresar a dónde comenzamos y muy probablemente regresar a Italia, lo cual en realidad no era tan malo pero quedaríamos sin futuro. Y mis sueños, si era así cómo podría cumplirlos...
Al día siguiente Dave me habló de su "empresa secreta" me dijo que producía "cortometrajes" y de vez en cuando, si había presupuesto, "largometrajes". Me emocioné muchísimo, y le pregunté que si eso era lo
que hacía por qué razón lo mantenía en secreto. Dijo que si yo trabajaría con él, había que darle
un sorpresa a mamá.
Y aquí estoy yo, después de 12 años de comenzar "mi carrera soñada".
Sin un futuro demasiado prometedor, Dave en la cárcel, mi mamá y hermanos en Brindisi.
Estoy yo aquí, "actuando" en películas porno, por el día y recorriendo las calles por la noche.
Todo por un sueño americano.
Sólo veintemil dólares más y lograré volver a Italia, a las flores y, espero también; a pasear entre las muchachas de ojos soñadores... así solamente como una niña vendiendo belleza.
jóvenes