lunes, septiembre 26

When you touch yourself, you think about me

Ahí estaba el espejo, rozando la pared; cubierto.
Siempre me parecio aterrador, (no siempre en verdad... siempre desde
hace dos años aproximadamente) , como si fuera enorme,
un espejo en el que se podía ver uno más claramente que en los demás.
No es en si el espejo el que me perturbaba, si no lo que podría
mirar en él, porque sabía que ahí vería en lo que me había convertido,
ahí podría ver lo que habías hecho tú de mí.
Y es que te amo tanto que no quiero darme cuenta de lo que soy.
Y es que sé que si me doy cuenta llegaría tal vez a odiarte, y... no quisiera
dejar de amarte.
Pero a final de cuentas ayer te fuiste, y creo que ésta vez para siempre, que más
da si te amo o te odio o te mato o me muero, (tal vez lo que me aterra es... no saber
como arreglar el desastre que has hecho de mi, querer regresar el tiempo y no poder
volver y ni siquiera recordar quien fui yo antes de tí...) creo que ahora
sería un buen momento para descubrir ese espejo de nuevo, ahora que lo pienso
tu ni siquiera notaste que estaba ahí, y que luego ya no estaba ahí.
Cubierto de terciopelo negro; sí claro, eso me gustaría creer, le darìa un poco más
de belleza y misterio, tal vez no lo haría tan complicado... simple periódico.
Una hora, dos, tres horas y sólo me pierdo en la observación de ese
espejo invisible, resistiéndome a descubrirlo de nuevo, sería tan
complicado verme de nuevo, creo que incluso he olvidado mis rasgos,
recuerdo que eran bellos, (o sólo así me parecía en mi ingenua mente)
pero no... no recuerdo como soy... o ¿era?
Finalmente después de unas seis horas, me decido a hacerlo
pude arrancar el papel, de ese espejo maldito, 70 x 1.75 cm.
Seguía sin poder mirar, solo sentia esa respuesta del espejo, como si me
quisiera obligar a verlo, levante un poco la mirada, mis pies desnudos,
mis piernas... largas, no las recordaba... finalmente me atreví a mirar
otra vez... y ahí un cuerpo desnudo me devolvía la mirada ya no lo conocía
no sabía quien era la que se movía del otro lado del espejo.
Un moreton aquí, dos más por allá... como fue que esto llegó tan lejos
mis ojos inyectados en sangre, como caminos interminables hacía un infinito,
el cabello desordenado, y esto era lo que no quería descubrir... es que te amé
y... me miro ahora después de dos años y quisiera encontrarte apuñalarte
con un pedazo de ese espejo que se ríe de mí.
Recordé cuando te ví, parecías atractivo, sencillo y amable... ahora
estoy segura que eso no existe.
Me atrapó en un par de meses, fuimos a una fiesta, los dos tomamos, vodka, mezcal,
tequila, cerveza... no sé que más. Volvimos a casa... y esa primera vez que me tocaste,
que te toqué y que nos sentimos, una y otra vez; parecía que nos completamos
aún entre el sopor alcoholico, o tal vez fue por eso... unos días después unas copas
más y también un par de golpes; aunque me gustaba...
Ahora que miro el espejo, no se en que me convertiste, en que me convertimos.
Aunque te fuiste ayer, no me arrepiento, yo te amo, te amé aunque
siempre te odié también, y no me arrepiento porque sé que cuando
estés con ella será como si estuvieras contigo, igual de ebria; desmantelada; ilusoria;
y cuando ella te toque, te estarás tocando a ti mismo, y aún mirando a través
de sus ojos salvajes... me verás ahí.