miércoles, noviembre 16

Ilusión

Septiembre 12, 2007



Querida Sofía:

           Se perfectamente bien, que tú tal vez no tengas idea de que soy yo, quien te entrega esta carta,
quien te sigue todos los días en tu camino al colegio; me desvio de mi ruta sólo para mirarte
en la distancia, aunque sea por un momento. No quiero que tengas miedo, es decir no es que 
te este acosando ni mucho menos, realmente ni siquiera sé tu verdadero nombre... Sofía sólo surgió
en mi cabeza como un lejano ideal.

           Pero ya no puedo más y te escribo ésta carta porque la verdad es que no logro entender,
mis sentimientos y esperanzas están a punto de estallar y sólo quiero decirte... cuanto te quiero. Por 
favor, no te detengas, no tengas miedo sólo soy alguien completamente terrenal que al parecer ha 
encontrado un ángel en medio de este bullicio caótico.

          Te ví por primera vez hace un mes aproximadamente... aah para qué te miento, recuerdo la 
fecha exacta: Agosto, 17. Me sorprendió primero tu andar, esas maneras tan tuyas que siempre quise
encontrar. Como si fueras suspendida en tu andar, como volando sobre el mar y tus manos en un 
delicado balanceo ininterrumpido, tus brazos; más que brazos, alas de terciopelo. El viento ondeando
tu cabello y perfilando las suaves lineas de tu rostro... y tu silueta de Venus y Afrodita, sin embargo 
siempre tus ojos escurridizos eludieron mi mirada.

        Seguramente no lo recuerdas, un día te encontré con algunas amistades, o conocidos tal 
vez; no podría decirlo. En ese momento con un pretexto estúpido me acerqué al grupo y dos cosas
maravillosas ocurrieron aquel día. Pude al fin mirar tus ojos, ¡Oh! no había imaginanado lo hermosos
que podían ser, ahí donde se condensan todas tus alegrías y tristezas, toda la profundidad de tu ser,
la belleza de un alma doliente, pero acaso triunfante, gloriosa y llena de esperanza. Y fuera de 
cualquier plan, pude también escuchar tu risa ¡Oh tu risa! Definitivamente la más hermosa entre 
todas las risas que se pudieron haberse creado en el universo, risa como canto de sirena, el símbolo 
de tu tierna pureza, voz de encantamiento.

          Sé que hay mucho más por descubrir, pero eso ya quedará sólo en tí. No desdeñes mis 
sentimientos que son verdaderos y si no puedo ser yo quien se adueñe de tus desvelos, sólo asegurate 
de que ese alguien te quiera con la adoración que yo te ofrezco. 
Y si por alguna casualidad del destino nuestras almas debieran juntarse y quiseras regalarme 
una mirada, tal vez un par de palabras... con agradecimiento infinito te amaré hasta el final de los tiempos.

         Si muriera hoy, podría morir en paz porque he conocido el amor, que es sin condición, sin esperar 
nada a cambio, sólo dar...y hoy te ofrezco mi alma para que en la eternidad te acompañe y jamás
sufras de soledad, sí me das una oportunidad podremos acompañarnos tal vez un poco más.

       
                                                                Por Siempre Tuya
                                                                            Lucía

P.D:  Si aceptas podemos vernos mañana a las 5:00 pm en el café "Mi Cielo"