viernes, abril 30

Caminos...

Hace unos días caminaba por la calle, (hacía un calor espantoso y no quería salir por eso, pero bueno tenía que hacer unas cosas fuera). El caso es que mientras caminaba pensé, pues si ya estoy aquí, con el sol, el ruido del tráfico, la gente... pues mínimo hay que disfrutarlo, así que empecé a observar mientras caminaba hacía mi destino.

Noté que muchas personas iban caminando muy apresuradamente, y empecé a preguntarme ¿Por qué?... (digo no es que me importe la vida de nadie, sólo de esa pregunta fue que empezó el debralle) mientras iban caminando, las personas ni siquiera se fijaban por donde pasaban, qué era lo que había a su alrededor, sólo estaban apresuradas... Probablamente se les hacía tarde para una cita, o querían alcanzar un camión, o que se yo, infinidad de cosas pueden hacer que tengas prisa. 
Pero lo que yo realmente me preguntaba era: ¿Por qué vivir de esa manera tan acelerada? 
Podríamos tal vez salir más temprano y así no tener tanta prisa en llegar a un compromiso, si salimos más temprano podríamos esperar el siguiente autobús y en vez de tener que correr y alcanzar el otro, etc. 

Recordé una conversación que había tenido recientemente y me decían: la vida es muy acelerada en las ciudades; pero yo creo que no tiene que ser así. El tiempo, cronológicamente, siempre correrá de la misma forma, e ir más rápido no cambiará éste hecho en absoluto... ¿No es mejor disfrutar el camino? 

Creo que muchas veces nos perdemos de varias cosas en nuestro viaje, tal vez el entorno en el que nos movemos lo damos por hecho, que siempre estará ahí, que nunca cambiará; las calles son las mismas; las ciudades son las mismas, siempre... Pero puede que a veces no nos demos cuenta de que entre esa monotonía hay siempre novedad. 

Observar con atención. Puede ser que un día la tiendita que solemos frecuentar tenga un nuevo letrero, que pueda parecer un hecho sin importancia, pero esa simpleza hace que cambie el panorama, es una novedad, rompe con la monotonía. 

También los sonidos de la calle son siempre diferentes, entre autos, gente, etc. siempre existen diálogos constantes. No me refiero a que estén comunicándose directamente, si no que toda esa amplitud de vibraciones sonoras forman uno sólo, un acorde, una melodía, que si uno de esos componentes faltara, la sinfonía sería completamente distinta.

Creo que en la ciudad, más que en cualquier otro lugar, se nos ofrece la posibilidad de abrir nuestros sentidos, explotarlos, desarrollarlos, pero no aprovechamos estas oportunidades por andar siempre (o la mayor parte del tiempo) de prisa. 

Estoy de acuerdo que muchas veces, todo el barullo de las ciudades nos satura, nos harta y quisiéramos un poco de paz y silencio, pero entre todo lo malo, siempre hay cosas buenas, y éstas son las que hay que aprovechar.

No digo tampoco que yo ande tranquila todo el tiempo; no soy la persona más puntual que digamos, y pues sí, muchas veces ando con prisas, pero creo que debemos tomarnos el tiempo para disfrutar de nuestros trayectos y observar, descubrir cosas nuevas... quién sabe que podamos encontrarnos en el camino.



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